[vc_row][vc_column][vc_column_text]Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) la factura media mensual de consumo de gas natural en los hogares asciende a 40,10 €, si bien sólo casi la mitad de los hogares emplea calderas de condensación para calentar su vivienda, por lo que podemos decir que el gasto medio anual de los hogares que consumen gas natural supera los 1.000 €.
Con estas cifras es normal que tengamos que nos tomemos muy en serio diferentes medidas para conseguir ahorrar en nuestros hogares. La tecnología de condensación es la tecnología que mayor rendimiento proporciona en una caldera de gas doméstica. Como veremos a continuación, varios son los factores que influyen en el ahorro energético que presentan las nuevas calderas existentes en el mercado, siendo la tecnología de condensación la que más prima en el ahorro.
La tecnología de condensación consiste, básicamente, en el aprovechamiento del calor que produce la combustión del gas en nuestras calderas y que tradicionalmente se expulsaba sin más al exterior, para calentar el agua caliente de la calefacción y del ACS. La Directiva de rendimientos 92/42/CE y su transposición según R.D. 275/1995 define a una caldera de condensación como “una caldera diseñada para poder condensar de forma permanente una parte importante de los vapores de agua contenidos en los gases de la combustión”. En pocas palabras, los humos o gases de la combustión pasan de salir al exterior a 120º con las calderas tradicionales a un rango de entre 70º y 100º. Cuanto menor sea la temperatura a la que salen los gases de la combustión, mayor es la condensación y mayor es el ahorro de consumo de gas.
Según numerosos fabricantes, el ahorro en el consumo de las calderas de condensación respecto a las calderas tradicionales (calderas atmosféricas y calderas estancas antiguas) se mueve en un rango de entre el 20% y 30%, lo que puede suponer ahorros medios cercanos a 300 € al año.
Las principales ventajas de las calderas de condensación son las siguientes:
1. Ahorro energético gracias al aprovechamiento del calor latente que se produce cuando los productos de la combustión de la caldera condensan. El rendimiento de la caldera, medido en base al poder calorífico inferior y superior (calor sensible y calor latente) pasa de un 81% en calderas tradicionales al 93,5% en calderas de condensación.
2. La caldera de condensación adapta su potencia de funcionamiento a las necesidades de la instalación, evitando arranques y paros continuos. Esto hace que necesiten menos combustible y, por lo tanto, que ahorren energía. Los quemadores de gas son modulantes, lo que permite adaptar el consumo de combustible a las necesidades reales de la vivienda. Si adicional a la caldera se instala un termostato modulante, la categoría energética de la caldera llega a ser A+.
3. Como las calderas de condensación utilizan menos combustible, emiten menos gases CO2 y NOx, y por lo tanto, contaminan menos. Por este motivo cumplen la normativa europea ErP, que exige la comercialización de calderas energéticamente eficientes, como son las de condensación.
Sin duda, sustituir tu caldera tradicional por una nueva caldera de condensación te ayuda a reducir tu factura de gas y ahorrar dinero. En i3C instalaciones te ayudamos a elegir la caldera de condensación que mejor se adapta a tu vivienda. No dudes en contactar con nosotros para poder asesorarte.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]